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MARBELLA
El caso de Marbella ha alcanzado unas dimensiones tan estupefacientes que nos ahorra las cautelas de la presunción de inocencia. Cabe la posibilidad de que algunos de estos ‘freakies’ detenidos y encausados esté libre de culpa, pero aunque así fuera quedará un buen puñado de probados delincuentes. Quiero decir que, se mire por donde se mire, no hay duda de que se trata de un fenómeno de corrupción gigantesco. Sin embargo su aspecto más inquietante no está en la magnitud de las cifras millonarias y el elevado número de implicados. Lo que sorprende es la continuidad de una plaga que viene de años y que ha pasado de unos a otros sin reparar en enemistades ni discrepancias políticas, como una herencia jugosa y putrefacta a la vez. Desde que Jesús Gil se hizo cargo de aquello entre la hilaridad general de quienes prefirieron ver en él carne de espectáculo y no un ponzoñoso germen de corrupción, en el consistorio marbellí se han ido sucediendo bribones de diversos colores, desde el bronce engominado hasta el rubio teñido. Tampoco las siglas han marcado grandes diferencias porque el dinero pasaba por encima de ellas y si era preciso convertía en tránsfugas a los seducidos por su aroma cautivador. Los mismos que un día se enzarzaban con el alcalde en acaloradas disputas públicas aparecían al poco tiempo a partir un piñón con él, y a la inversa: quienes eran uña y carne acababan partiendo peras en medio de denuncias, querellas y ruidosas mociones de censura. En lógica democrática, no hay institución que soporte un estado de seísmo permanente como ese. Sin embargo alcaldes y concejales han sobrevivido a sus sacudidas. Más aún: se han ido turnando unos a otros, tan frescos todos, con una asombrosa semejanza en sus ejecutorias. No hablo de política, sino de tren de vida. Todos circulan en vehículos de gama alta, alternan con lo más granado del Gotha y con magnates del ladrillo, aparecen con rara insistencia en las revistas del corazón y cultivan parecidos hobbies, casi todos ellos en la línea ‘kitsch’ de Falcon Crest. Es asombroso ver cómo iguala el dinero, sobre todo el dinero sucio. De ahí que, pasado el primer impacto de este apasionante carrusel de detenciones e interrogatorios, el ciudadano empiece a hacerse otras preguntas. Marbella no es una localidad de otro planeta ni se rige por ningún fuero especial ajeno a las leyes del país. El dinero corre también en otros municipios, donde asimismo florecen inversiones, adjudicaciones, contratas y licencias de obra. Si el cemento es más o menos de la misma calidad en todas partes, sería ingenuo pensar que su efecto corruptor sólo se concentra en una localidad de la costa, aunque sea esta del Sol que al parecer ciega la vista.
Publicado en El Correo, 2.4.06, y El Norte de Castilla, 5.4.06
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2006-04-04 15:45 | 4 Comentarios
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Comentarios
1
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De: vegeve |
Fecha: 2006-04-06 19:18 |
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A mí lo que me sorprende, por no decir lo que me deja alucinado es la cantidad de llamadas particulares que se han recibido ultimamente en los programas de tertulias (de cualquier cadena) denunciando casos similares en su pueblo o en su provincia. Y por alguna que pueda ser malintencionada, las demás son aparentemente de gente que ha padecido problemas y no han podido o no han querido denunciarlo hasta ahora.
Esto puede traer cola.
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2
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De: chiclana |
Fecha: 2006-04-06 20:34 |
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Lo mejor de todo es el descubrimiento de un montón de animales disecados en la finca del capo primero.
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3
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De: Bambo |
Fecha: 2006-04-07 16:36 |
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Hoy he escuchado en la cadena Ser unas declaraciones del Fiscal Anticorrupción en las que el mismo se cuestionaba sobre lo que apuntas al final de tu artículo: venía a decir que esto sólo era el principio de una extensa red de corrupción generalizada.
Sinceramente, sabiendo cómo es de complicado modificar los parámetros legales de los Planes de Ordenación y demás herramientas del urbanismo público, hay cosas que sólo se explican si ha habido dinero de por medio.
Cada vez que veo en la tele a Anne Igartiguru anunciando las maravillas de Marina d'Or, me horroriza pensar qué habrá pasado en los ayuntamientos de esa zona para que una barbaridad de ese calibre esté saliendo a flote, como si se tratase del sueño de "Butsy" con la estadounidense ciudad de Las Vegas.
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4
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De: Anónimo |
Fecha: 2006-04-08 21:52 |
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7 páginas 7 de publicidad de Marina d'Or en El País de hoy sábado. Las Vegas se queda corta.
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