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ILUSTRÍSIMOS
He aquí un tipo de ser humano que resulta admirable por muchos motivos. Pueden llamarle el funcionario incombustible, para entendernos. El alto funcionario de amianto, sobreviviente en su elevado cargo a todos los incendios y a todos los temporales, a elecciones, a crisis, a cambios de gobierno, a presidentes, ministros y consejeros de diversos colores. No es un espécimen raro. Se le puede encontrar en cualquier ministerio, en cualquier departamento de la administración pública. En la mayoría de los casos, el sujeto en cuestión se encaramó por primera vez a lo alto del árbol por impulso de un dedo amigo y no en una de esas denodadas peleas entre iguales conocidas como oposiciones. Pero, a poco de colocarse en la rama, empezó a creer que el cargo era de su propiedad. Allá se instaló, se acomodó y se hizo fuerte no tanto gracias a sus capacidades como merced a su destreza para navegar siempre con la corriente favorable y para mimetizarse en el paisaje. Estos individuos tienen un olfato privilegiado que les advierte de cuándo conviene adular y cuándo dar la espalda, en qué circunstancias manifestar su adhesión a un partido o a otro a fin de permanecer a la sombra que mejor cobije. Uno de los rasgos que les distinguen es su propensión a declararse «técnicos» y nunca «políticos», cosa que les permite mantenerse inmaculados a los ojos del profano y a la vez darse pisto haciendo creer que dominan el área de actividad a donde fueron lanzados por la fortuna, por el amiguismo o por los servicios prestados a las siglas de turno. Con el paso del tiempo muchos de estos autodenominados técnicos acaban afiliados al partido de su conveniencia, pero sólo cuando atisban el horizonte de la perpetuación en el poder. Y es que el alto cargo incombustible se caracteriza también por su profundo sentido de la lealtad: la inquebrantable lealtad que profesa a su sillón. Pasan los años y con ellos se suceden las alternancias en los gobiernos. Sin embargo el alto cargo incombustible –a quien a estas alturas ya podemos tildar de chaquetero, en román paladino- se las arregla para aparecer una y otra vez en la foto del organigrama, tanto da que sea con la derecha, con la izquierda, con los nacionalistas o con los constitucionalistas. Pero lo mejor de todo, lo que hace de estos personajes unos individuos de mucho y difícil mérito, es que generalmente destacan por su incompetencia profesional. Ya se sabe que la materia más flotante se extrae del alcornoque. Algunos llevan ya veinte, veinticinco o treinta años apalancados en el puesto. Al alcanzar la jubilación suelen ser condecorados.
Publicado en Diario de Navarra, 13.8.05
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2005-08-18 16:03 | 3 Comentarios
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Comentarios
1
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De: JMR |
Fecha: 2005-08-18 16:06 |
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Esto se publicó en prensa hace ya unos días y fue omitido aquí por descuido. Olvido reparado.
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2
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De: ElPez |
Fecha: 2005-08-18 18:13 |
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Pues qué bien que lo haya usted recuperado, Delfín, que nos lo habíamos perdido entre unas cosas y otras. Uno siente al leerlo que puede ir poniendo más de un nombre propio de "ilustrísimo" de esta calaña. Y tiembla, no sea que un día uno mismo haya de reconocer que se ha convertido en parte de esa tribu.
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