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PULSERAS
Publicado en Diario de Navarra, 14.5.05
Distintivos de esta clase se han usado siempre: desde las insignias de club deportivo o gremio profesional puestas en la solapa hasta etiquetas de marca bordadas en el bolsillo de la camisa o en la gorra de visera. Algunos seres humanos sienten una irresistible fascinación por los símbolos. Aunque nos solemos lamentar de que la gente no se retrata, de que es insincera, de que disimula sus inclinaciones ideológicas, lo cierto es que son muchos los dispuestos a pregonar todo eso haciendo ostentación de signos diversos y bien visibles. Ahora pasa con las pulseras. Amarillas o verdes, rojas o azules, son pulseras de silicona o algún material parecido que empiezan a hacer furor. Cada color representa una causa más o menos noble, la lucha contra el cáncer, el apoyo a la candidatura de una capital a la sede olímpica, el rechazo de la violencia doméstica, la protección de las focas, el no a la racismo, cualquiera de esas infinitas razones que el mundo nos ofrece a diario para poner el grito en el cielo o para arrimar el hombro. Con la pulsera arrimamos la muñeca, que es menos trabajoso. Un euro, tres, cinco, y a cambio de eso te conviertes en campeón de la lucha contra el hambre. Lo dice tu pulsera. El inconveniente reside en que la naturaleza no fue previsora para crear colores suficientes. Es decir, que hay más motivos de queja que variedades de pulsera, y es aquí donde la cosa se complica. Te dejas convencer por alguien que te ofrece la azul, y allá donde creías estar pregonando tu simpatía hacia las víctimas del tsunami resulta que protestas contra la esclavitud infantil. Optas por la roja pensando en las víctimas del sida pero sin comerlo ni beberlo acabas encontrándote entre los supporters de Ruiz Gallardón. Es la servidumbre de los símbolos, arbitrarios por definición en este mundo tan saturado de ellos. Pero al menos hasta ahora las banderas, los logotipos y los pins en circulación procuraban no colisionar unos con otros, en tanto que las pulseras manejan un código de signos tan escueto que está condenado de antemano a la ambigüedad. Me pregunto si no perseguirán eso. Si este frenesí de pulseras solidarias no estará concebido para difuminar los problemas con brochazos de buenos pero indefinidos propósitos. También a la entrada de los parques temáticos y de algunas discotecas nocturnas ponen al visitante una pulsera que le distingue como usuario. Hay una estética de la solidaridad que se queda en la muñeca sin pasar por el corazón ni por la cabeza, y que ha encontrado en las pulseras una buena coartada para tranquilizar la conciencia y de paso estar a la última.
14 mayo 2005
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2005-05-14 17:06 | 6 Comentarios
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Comentarios
1
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De: Bambo |
Fecha: 2005-05-15 00:57 |
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A mí me siguen recordando a las que les ponen a los enfermos en las pelis americanas... Me dan un poco de grima, la verdad.
Cuando la revista Alba puso en circulación las de "100% católico", yo me diseñé unas cuantas en plan revanchismo -o puñetería pura y dura-:
Colección de pulseras, y luego hice otra como declaración de principios, que del dicho al hecho, va mucho trecho.
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2
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De: Delfín |
Fecha: 2005-05-18 13:27 |
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Encuentro hoy un artículo de Fernando Luis Chivite que lo explica bastante mejor y en menos palabras que yo:
CAUSAS Y COLORES
En estos tiempos es fácil expresarse. Y tener ideas propias. Un buen puñado. Cada cual emite su mensaje al universo. Para que conozcamos tu manera de pensar basta con que te cortes el flequillo de una determinada forma. O te lo tiñas a tu gusto. O te pongas las gafas que mejor comunican tu particular sentido la vida. Para exhibir sin complejos el concepto en que te tienes a ti mismo, basta con que te decidas a adquirir por fin ese modelo de coche que tienes en la cabeza y que sin duda tanto mereces. Para insinuar tus deseos más ocultos sólo tienes que atreverte a ponerte esos zapatos nuevos que aunque sean un poco caros y de punta rara, te encantan de verdad y te definen porque te ayudan a proyectar esa faceta tuya tan misteriosa. Esa imagen única que les sorprenderá. La ideología política de cada uno se lee sobre todo en los chismes que se pone, en sus tatuajes, en sus bolsos, en las cosas que llevan por el cuello. Y en fin, ahora, para dar a conocer a todo el mundo las buenas causas que defiendes, te compras una de esas pulseras de silicona y te la pones en la muñeca. Las hay de todos los colores. Para todo tipo de luchas y campañas solidarias. Es fácil expresarse y más fácil aún ser un buen tipo. Al fin y al cabo sólo cuestan dos euros, si se trata de las auténticas. Y uno, si se trata de las falsas. Prácticamente no hay diferencia entre las auténticas y las falsas. Como en tantos otros asuntos. En realidad son idénticas. En estos tiempos sale francamente barato apuntarse a reivindicar causas nobles. Los colores son bonitos y por supuesto, combinan bien. Pueden llevarse varias a la vez. Cada cual diseña su personal e intransferible combinación de causas a juego con el tinte del pelo, la carrocería del coche o la tonalidad de los zapatos que lleve puestos ese día. En el viejo mundo, por las causas justas y nobles había que estar dispuesto a todo. En el nuevo, ya no es preciso sufrir. Basta con gastarse unos eurillos para convertirse uno en paladín.
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3
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De: Eride |
Fecha: 2005-05-19 01:20 |
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No me seas modesto que me obligas a salir al ruedo a jalearte ;-)
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4
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De: tu madre |
Fecha: 2005-06-01 12:30 |
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son 1putamierdalaspulseritas d los webos
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5
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De: gabo |
Fecha: 2006-11-15 19:23 |
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me parece una nueva forma d apoyar nada de modas eso es para los q no les gusta apoyar na... ok si alguien me puede conseguir ahyta mi mail bye saludos pa todos
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