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SOLUCIONES
Publicado en El Correo, 17.4.05
Quieren los jóvenes viviendas asequibles y empleos estables con sueldos suficientes con que poder pagarlas, y vienen los gobernantes hablándoles de latas de sardinas. Las soluciones habitacionales de 30 metros cuadrados ofrecidas por la ministra del ramo recuerdan la historia llevada a la escena por Roland
Topor en
El invierno bajo la mesa, la de ese zapatero inmigrante que por falta de recursos se ve obligado a comer, dormir y hacer su trabajo en el espacio alquilado a su casera debajo de una mesa. La diferencia estriba en que el zapatero de Topor vive una situación alegórica, mientras que los inquilinos de estos pisos lo harán en la realidad. Peor es la intemperie, sin duda. Hay que reconocer además que, si el residente es apañado y de no excesiva estatura ni peso corporal, treinta metros cuadrados pueden dar bastante de sí siempre y cuando se prescinda de lujos tales como el jacuzzi o la biblioteca. Por esos a muchos jóvenes desesperados se les ha abierto el cielo al oír hablar de estos proyectos de cuchitril. No saben que la fórmula ya ha sido puesta en práctica por propietarios codiciosos, quienes han rehabilitado buhardillas y palomares minúsculos para venderlos a precios abusivos. En una sociedad sin pícaros, es posible que valiera el cálculo insinuado por la ministra de la Vivienda: a una superficie de un tercio de lo normal le correspondería un precio equivalente a la tercera parte de lo habitual en viviendas convencionales. Pero no se trata de una cuestión de dignidad o de indignidad medidas en metros cuadrados; es que en este país se especula hasta con los tiestos de geranios. Allá donde hay un palmo de terreno le sigue una legión de ojos golosos dispuestos a forrarse en su compraventa. Los aspirantes a inquilinos de estas cajas de zapatos podrán estar dispuestos a entrar de costado por la puerta, a dormir junto al lavabo y a ver la televisión desde el alféizar de la ventana, esto último en el caso de que en el reparto les toque ventana. De nada servirá tanta renuncia, porque lo que les va a pillar de sorpresa es encontrarse con alquileres similares a los que ahora se piden para viviendas más holgadas. Al tiempo. Si verdaderamente el Gobierno aspira a resolver el problema, tendría que haber empezado por penalizar el medio millón de pisos deshabitados a la vez que creara incentivos para su puesta en alquiler a precios razonables. A partir de ahí nos podríamos tomar en serio todo lo demás, incluidos estos tabucos de treinta e incluso menos metros. Los que según dicen han tomado el modelo de los países nórdicos. Eso siempre suena a políticas sociales serias y respetables. Ahí es nada, los países nórdicos. Será en Laponia. Allá los llaman iglús, me parece.
17 abril 2005
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2005-04-17 16:06 | 7 Comentarios
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Comentarios
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De: beéé |
Fecha: 2005-04-18 19:09 |
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menos mal que han solucionado los problemas en blogalia, empezaba a sentir una especie de "mono" al ver que no se cargaba la página de festina lente. Por cierto, el encabezamiento de los borregos me ha recordado ese sketch de "La bola de cristal" que decía algo así como: "Si no quieres ser como ellos,Lee"; me temo que muchos no lo vieron.
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2
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De: JMR |
Fecha: 2005-04-18 20:57 |
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El rebaño de la cabecera es un encabezado temporal. Una inocente alusión a la temporada que llevamos. Espero que esto amaine pronto y poder cambiarlo por otra cosa.
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3
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Lo ideal sería penalizar a los propietarios de esos pisos vacios que se niegan a alquilarlos en aras de sacarlos al mercado inmobiliario cuando más inflados estén los precios. Es lo malo de la especulación, que en cuanto comienza a reportar beneficios, los reparos morales se quedan en los bolsillos del abrigo que nunca se usa.
Saludos
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4
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De: Nfer |
Fecha: 2005-04-18 23:28 |
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Bambolia, te comento, hace unas décadas en Argentina, mucha gente compraba propiedades y las alquilaba a precios increíblemente altos.
Si no podías pagarlo, dejaban la casa deshabitada.
El gobierno del General Juan Domingo Perón (sin juicios de valor de mi parte hacia la política del gobierno de esa persona) hizo sancionar una ley al respecto.
Esta ley en su momento resultó excelente: aplicaba impuestos altísimos a quienes tenían viviendas desocupadas.
Como al parecer muchos olvidaron ponerlas a nombre de un tercero, personas que vivían de rentas de hasta quince o más casas, y hablo de casas de las de antes, grandes, con jardines, cocheras, en fin, casas para más de una familia, y de las numerosas como eran en esos años las familias argentinas (lo que luego fueron "conventillos" para los que ven o vieron "El Chavo del 8" me entenderán).
Pero aquí, hoy día, es tal la maraña de intermediarios y propietarios "fantasma" y testaferros, que una ley así sería justa...pero muy difícil de aplicar. (qué pasó con la ley de los años del peronismo? vayuno...vaya uno a saber...)
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De: Bambolia |
Fecha: 2005-04-20 14:57 |
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Eso dicen, Nfer, que una ley así sería difícil de aplicar... no lo sé, la verdad. Mi casero es de los que lo tienen todo legalizado: vive de las rentas. Pero como él creo que hay pocos. Una lástima, :-/
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De: JMR |
Fecha: 2005-04-20 16:51 |
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Todas las leyes son difíciles de aplicar cuando no se ponen los medios. En el caso de la vivienda, la especulación se extiende tanto y alcanza a tanta gente (constructores, promotores, poderes públicos, inversores, entidades bacario/hipotecarias, propietarios particulares) que es difícil pensar en un gobierno decidido a promulgar normas impopulares como sin duda sería una de este género, y menos aún en unos gobiernos decididos a hacer que esas normas se cumplan. ¿Cuántos votos vale eso? Demasiados, me temo.
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