ves esta página sin formato por que esta hecha cumpliendo el estándar web CSS 2.
tú navegador no soporta este estándar, o tienes dicho soporte desactivado.
si estas en el primer caso,
actualízate. merece mucho la pena.
Inicio >
Historias > MATONES
MATONES
Publicado en Diario de Navarra, 9.10.04
En escuelas y colegios siempre ha habido malas bestias. Estaban bien vistos. Eran verdaderos líderes a quienes el resto de estudiantes envidiaba o temía. Todos querían ser como ellos. O, por lo menos, estar a bien con ellos. Porque pegaban fuerte, sí señor. Porque en su bando te sentías seguro y más crecido. Y no se te ocurriera ir con el cuento a los profesores: el delator cobraba doble y quedaba condenado a cadena perpetua. Además, en el mejor de los casos el profesor te miraba con cara de resignación, como tratando de explicar que esas eran las reglas. O lo tomas o lo dejas, pero a mí no me vengas con lloriqueos. Lo mejor era callar como hombres, y esperar que llegase el día en que te admitieran en el otro bando. El de los pegones. Así funciona esto, muchacho, este curso eres novato y aguantas lo que te venga encima, pero el próximo serás veterano con vara de mando. Podrás resarcirte. Decenios de educación en valores, sucesivas reformas educativas, miles de estudios pedagógicos no han conseguido atajar esa plaga que aún perdura con pequeños cambios. Por ejemplo, ahora entran en el juego las chicas, aunque lo hagan en menor proporción. También parece ser que el matonismo adquiere formas más sutiles. Las amenazas pueden lanzarse por mensajes de teléfono móvil, o en chats de la Red, y en cuanto a las técnicas de tortura, la tele da muchas ideas a los chavales de hoy en día. Explica Dan Olweus, un psicólogo noruego especializado en conductas de acoso y amenaza entre escolares, que el bullying se produce cuando un alumno «está expuesto, de forma repetida y por un tiempo prolongado, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos». Y añade que esas acciones causan más daño en la propia estima que en cualquier parte del cuerpo. Las víctimas silenciosas del matonismo llegan a sentirse culpables, insignificantes, como ocurre en cualquier otro acto de maltrato inferido por el fuerte sobre el débil. Estos días nos hemos parado a pensar en el fenómeno porque ha llegado a su peor consecuencia en un lugar muy cerca de aquí. También en Irlanda, hace pocos años, un muchacho llamado Kennet Connolly se suicidó en su piso de Newcastle porque ya no aguantaba las humillaciones de sus compañeros. Era un buen chaval, tocaba la guitarra, destacaba en los deportes, gustaba a las chicas. Pero cortó por lo sano, o por lo podrido, incapaz de cargar con la presión anuladora de sus compañeros. El caso pasó a las revistas científicas y tuvo también sus consecuencias en los reglamentos disciplinarios de las escuelas anglosajonas. Inútilmente. Si las paredes de ciertas escuelas hablaran...
José María Romera
9 octubre 2004
_______________________________________________________________________________
2004-10-09 01:00 | 2 Comentarios
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://romera.blogalia.com//trackbacks/22072
Comentarios
portada | subir