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REDES
Publicado en El Correo, el 18.04.04
Redes
Por los años 90 del pasado siglo hizo furor en los ambientes de Hollywood un pasatiempo llamado “Seis grados de Kevin Bacon”. Consistía en averiguar el número de relaciones directas o indirectas a través de las cuales el jugador podía estar ‘relacionado’ con el entonces emergente actor. Por ejemplo, alguien había trabajado de documentalista para una película dirigida por otro alguien que a su vez colaboró como ayudante de producción en una cinta cuyo protagonista intervenía en un film donde aparecía fugazmente la nueva estrella. Bingo: cuatro grados, cuatro escalas hasta llegar al objetivo. Y así con otros caminos de parentesco, de trabajo o de residencia. Se trataba de comprobar cuántos estaban más o menos cerca de tocar el cielo y quiénes quedaban fuera en la feria de las vanidades. Pero lo que acababa demostrando el juego es que el mundo es un pañuelo. Ya lo habían estudiado algunos sociólogos de hace medio siglo: aunque conozcamos directamente a pocas personas, siempre podremos hallar cadenas de no más de seis eslabones que nos enlacen con cualquier terrícola del punto más alejado del globo. Por reducido que sea nuestro círculo de amigos, conocidos o saludados (en categorías de Josep Pla), se calcula que el más antisocial de los bípedos implumes ha tratado directamente con más de 500 individuos de su especie a lo largo de la vida. Un simple cálculo de progresión geométrica amplía ese número a un cuarto de millón en el siguiente paso, si bien hay que descontar de ahí las relaciones de ida y vuelta. De manera que, a poco que uno indague, resulta ser amigo de segunda o tercera mano de cualquier celebridad. Afortunadamente, sólo los mitómanos y los necesitados de darse pisto se dedican a hacer pesquisas en estas redes. Pero no son pocos. ¿Quién no tiene cerca al inevitable fantasma que cuenta de muy buena fuente las intimidades de un famoso, gracias a que un primo suyo fontanero arregló las cañerías al vecino de la hermana del susodicho? El toque está en hinchar el perro y convertir esos azarosos hilos en una apretada red de relaciones íntimas. No sirve para nada, pero da materia de conversación. Y a algunos les colma de grandeza. Nuestro Kevin Bacon de ahora se llama José Luis Rodríguez Zapatero. Mientras que meses atrás nadie daba un duro por él, ahora aparecen como setas tipos especializados en la vida y milagros del investido. Es sencillo. Basta con empezar por el concejal que toma el café en el bar que uno frecuenta, o por aquel pariente lejano de León que coincidió en la escuela con el hermano del prócer. Mientras se quede en un pasatiempo, pase. Pero barrunto que los seis grados de Zapatero revelan la vieja tendencia nacional de apuntarse al caballo ganador.
2004-04-17 01:00 | 4 Comentarios
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Comentarios
1
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De: JJ |
Fecha: 2004-04-17 16:57 |
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Bueno, la historia no fue exactamente así. 6 grados fue una película (en la que no participó Kevin Bacon), y el pasatiempo lo inventó un par de chavales, bastante más tarde.
Y la tendencia de España no apuntarse, sino más bien al contrario. Pero es cuestión de opiniones.
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2
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De: romera |
Fecha: 2004-04-18 10:13 |
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Es cierto. Los seis grados de Kevin Bacon, en su versión primera, enlazaban actores que hubieran compartido películas hasta llegar a K.B. ("el tocino de Bacon", como lo traduce divertidamente Google). Pero las variantes fueron múltiples, y ésta es una de ellas. En cuanto a su origen, tiene tanto de base científica ("Six degrees") como de 'leyenda urbana', no sólo entre cinéfilos.
Un saludo
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